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Marcela Canabal

Instructor canino de la escuela Educando Mi Perro

Los animales y las emociones

Pero ¿cómo es que identificamos estas emociones que, por definición, son un estado interno de cada individuo? Es a través de la observación del comportamiento que se genera a raíz de ellas

Hace tiempo se sabe que los animales tienen emociones similares a las nuestras (alegría, ira o miedo, por nombrar algunas). Al estar en contacto pleno con ciertas especies domésticas es frecuente que incluso sepamos reconocerlas, sobre todo en aquellos seres que viven con nosotros como parte de la familia. Nos queda muy claro cuando nuestro perro o gato se pone feliz de vernos si llegamos a casa. Y por el contrario es obvio que no le hace ninguna gracia subir a la camilla del veterinario si toca dar una vacuna….

Pero ¿cómo es que identificamos estas emociones que, por definición, son un estado interno de cada individuo? Es a través de la observación del comportamiento que se genera a raíz de ellas. Ciertas expresiones físicas (posturas, gestos, etc), sonidos o conductas de diverso tipo son los indicadores directos de las emociones que experimentan los animales (recordemos de pasada que los humanos también somos animales!).

 Al observar esta imagen podemos suponer que este gatito se ha asustado o sorprendido por algún estímulo de su entorno ¿En que basamos esta inferencia? Primero en el gesto de la cara (postura de las orejas a los lados, los ojos fieros y la boca abierta, posiblemente haciendo algún sonido) pero también en la posición de la cola, el lomo erizado y la espalda curvada hacia arriba. Si miramos en detalle, también en la postura de las patas (como dando un salto hacia atrás) y los dedos de las patas bien abiertos, sacando las uñas. En conjunto, todos son todos indicadores de tensión muscular que preparan al pequeño gato para la huida o el ataque del estímulo (que no vemos cuál es), que ha generado una emoción fuerte.

Identificar las emociones de los animales que viven en casa puede facilitar mucho la convivencia en el hogar ¿por qué? Porque al poder saber cómo se sienten nuestros seres queridos de 4 patas podemos prevenir o revertir problemas de comportamiento. 

Ah, suena maravilloso pero…¿cómo? Bueno, teniendo en cuenta que las conductas observables en los animales están directamente relacionadas con estados internos, cuando aparece una conducta indeseada podemos  abordar su origen y preguntarnos “¿Por qué lo hace?”

Esta estrategia, de tener en cuenta qué le pasa al animal y entender porqué se comporta de la forma en que lo hace, es mucho más efectiva (y respetuosa!!!) que dedicarse a castigar la conducta inapropiada cuando aparece sin tomar en cuenta su origen.  Castigar el mal comportamiento es lo que hace la mayoría de la gente que tiene algún problema de convivencia con un perro/gato. Déjenme decirles que no suele tener muy buenos resultados…ya que es como querer tapar el sol con un dedo!!

En el caso de los perros, a lo largo del tiempo en que he tenido la suerte de trabajar con ellos, se vuelve evidente para mi que cuando “se portan mal” es porque detrás de eso (en la mayoría de los casos salvo excepciones), hay una gran insatisfacción de alguna de las necesidades primarias. Las necesidades primaras son las que deben estar sí o sí cubiertas para que un individuo sea feliz. Por lo tanto, cuando un animal no tiene cubierta una de ellas, aparece en él un estado emocional general negativo, que da como resultado comportamientos inadecuados.

¿Cuáles son las necesidades primarias en un perro?

  • Necesidades físicas (alimento, salud, higiene, comodidad)
  • Afecto (suficiente contacto social con la familia, trato amoroso y claro)
  • Una rutina de vida clara (enseñar claramente las reglas del hogar, horarios, estructura social clara, seguridad) 
  • Ejercicio suficiente y adecuado a la edad y tipo de perro (juegos, paseos, etc)
  • Estimulación mental (desafíos psicológicos, enseñanzas, posibilidad de desarrollo a nivel cerebral)
  • Buena socialización y contacto con el entorno (personas, animales de la misma especie y de otras, el ambiente en general!!!)

Entonces, si tu perro tiene algún mal comportamiento que dificulta la convivencia (romper todo, ladrar mucho, hacer sus necesidades adentro, por ejemplo), te invito a pensar de esta forma ¿Por qué crees que lo hace? ¿Qué estado emocional tiene el perro que se “porta mal” cuando lo hace?

Evita pensar que lo hace por venganza como escucho muchas veces, piensa más bien en cómo se siente el perro cuando lo hace ¿está nervioso? ¿excitado? ¿tiene miedo? ¿no se siente cómodo? ¿está aburrido? ¿será que nunca le enseñaste cómo hacerlo bien o qué se espera de él?…piensa si no será que hay una insatisfacción de fondo que tu perro está queriendo expresar.

Seamos autocríticos y proactivos!!! Para poder lograr un cambio positivo en todos los implicados y mejorar la calidad de vida de la familia piensa porqué tienes el problema y será más fácil de resolver. Entonces, si tienes un conflicto de convivencia con tu perro pregúntate ¿qué necesidad primaria no estoy cubriendo y hace que mi perro no se comporte de la mejor manera? y ponte manos a la obra!!!

 

*Si crees que tienes un problema complejo o realmente no sabes por donde empezar, tal vez sea buena idea contratar un educador canino que trabaje con tu familia. Asegúrate de que sea un profesional que utilices métodos amigables y respetuosos.

 

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